Juguemos al bingo. Pero a un bingo especial, y lo es por varias razones:
- Para empezar, nuestro juego no tiene números.
Los cartones con los que nos vamos a entretener tienen dibujos. Dibujos de alimentos, porque es el juego del “bingo de los alimentos”.
- Y la otra razón que lo hace especial es porque el bingo lo haremos nosotros mismos, con nuestros hijos o alumnos.
En cada cartón, dividido en cuatro zonas iguales habrá otros tantos alimentos, totalizando una decena de cartones y un total de 40 alimentos diferentes, agrupados en los diez cartones por familias, es decir:
· Frutas · Verduras · Carnes
· Pescados · Lácteos · Frutos secos, etc.
Es muy sencillo. Sólo hay que dibujar el alimento que queramos dos veces. Una en un cuadrado que pegaremos en uno de los cartones, dividido, como dijimos, en cuatro partes iguales, y otra en otro cuadrado independiente del mismo tamaño que el cuadrado anterior.
De esta forma, habremos realizado el dibujo que irá en el cartón y el que usaremos para el sorteo.
La siguiente fase le corresponde a los alumnos, pues serán ellos quienes tendrán que colorear los dos dibujos exactamente iguales.
Una vez que hayamos terminado de colorear, lo plastificaremos todo, cartones y piezas sueltas, para que no se estropeen al manipularlas.
Ahora, sólo queda jugar. Un niño será el encargado de ir sacando los cuadraditos de los dibujos individuales, y el niño que tenga en su cartón ese alimento, pondrá el dibujo extraído, boca arriba, sobre el igual de su cartón. Gana el que lo complete primero.
Los niños aprenden mientras juegan y, a la vez que identifican los alimentos, pueden ir diciendo características de estos y clasificándolos.
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